Durante largo tiempo muchas fueron las dudas sobre cómo el volcán Vesubio terminó con tantas vidas. ¿Quién escapó?, ¿por qué no huyeron?, ¿cómo fue?, ¿cómo podían vivir a las faldas de un volcán tan peligroso? Interrogantes que surgieron tras la aparición de los restos de Pompeya y Herculano, cuyo descubrimiento y avatares desde el siglo XVIII hasta hoy ya comentamos en la primera entrada sobre este tema.
Hoy, con mucho retraso respecto a mi intención, veremos el porqué los habitantes de Pompeya se establecieron junto al volcán, cómo vivieron y cómo murieron a los pies del Vesubio.
Durante más de dos meses he buceado entre parte de la extensísima bibliografía y documentación sobre el tema y en esta entrada trataré de compartir con todos una imagen general que nos anime luego a profundizar en algún aspecto particular del amplio abanico temático que Pompeya nos ofrece
Durante más de dos meses he buceado entre parte de la extensísima bibliografía y documentación sobre el tema y en esta entrada trataré de compartir con todos una imagen general que nos anime luego a profundizar en algún aspecto particular del amplio abanico temático que Pompeya nos ofrece
REGRESO AL PASADO: DE LA ERUPCIÓN A LOS PLÁCIDOS DÍAS DE POMPEYA.
Como vimos la fecha oficialmente aceptada de la erupción es el 24 de agosto del año 79. Pero muchos historiadores opinan que pudo ser meses después. Existe una docena de dataciones distintas en documentos históricos que varían entre las "kalendas" de septiembre, noviembre e incluso diciembre. Las kalendas eran los días 1 de cada mes y como curiosidad, es el origen del término Calendario.
La cuestión se centra en el posible error en las traducciones de las fechas del texto de Plinio "El joven" que relata detalladamente la erupción del Vesubio al describir la muerte de su tio Plinio por la erupción. Estas teorías se ven además avaladas por restos arqueológicos: frutos que maduran en octubre como granadas, aceitunas o nueces y que ya estaban recolectados e incluso procesados o las ropas invernales que vestían las víctimas.
Pero estas evidencias pueden no ser concluyentes por sí mismas. Las condiciones climatológicas a veces varian la maduración de ciertos frutos o incluso la necesidad de vestir ropas más gruesas. Tal vez esas mismas ropas fueran un medio de protección contra la ceniza ardiente y escoria volcánica durante la huida, aunque caso menos justificable es el de algunas monedas encontradas y que fueron acuñadas necesariamente a finales de septiembre.
Sea como fuere, la erupción tuvo lugar en el último trimestre del año 79 y que terminó con una sociedad asentada en las fértiles tierras del Vesubio desde al menos el siglo VII a.C.
La cuestión se centra en el posible error en las traducciones de las fechas del texto de Plinio "El joven" que relata detalladamente la erupción del Vesubio al describir la muerte de su tio Plinio por la erupción. Estas teorías se ven además avaladas por restos arqueológicos: frutos que maduran en octubre como granadas, aceitunas o nueces y que ya estaban recolectados e incluso procesados o las ropas invernales que vestían las víctimas.
Pero estas evidencias pueden no ser concluyentes por sí mismas. Las condiciones climatológicas a veces varian la maduración de ciertos frutos o incluso la necesidad de vestir ropas más gruesas. Tal vez esas mismas ropas fueran un medio de protección contra la ceniza ardiente y escoria volcánica durante la huida, aunque caso menos justificable es el de algunas monedas encontradas y que fueron acuñadas necesariamente a finales de septiembre.
Sea como fuere, la erupción tuvo lugar en el último trimestre del año 79 y que terminó con una sociedad asentada en las fértiles tierras del Vesubio desde al menos el siglo VII a.C.
POMPEYA A VISTA DE PÁJARO: EL DESAFIO AL FATUM
Si observamos Pompeya como a "vista de pájaro" lo primero que vemos es el espacio que ocupa en la Campania italiana, dentro de la provincia de Nápoles (Neapolis o "Nueva Ciudad") fundada en el siglo VIII a.C por los griegos. Pompeya se asentó en un entorno fértil, idealmente próxima al río Sarno y a la costera ruta comercial del Mare Nostrum, nuestro mar Mediterráneo.
Pompeya y el Vesubio. Pompei and Vesuvius. |
Esto nos facilita entender porqué desde su fundación en el VI a.C, Pompeya estuvo constantemente ocupada por distintos pueblos que supieron aprovechar los recursos naturales y climáticos que ofrecía. Y así, en el año 89 a.C, Roma le concede la
categoría de Colonia Cornelia Veneria Pompeianorum.
Existían varios tipos de colonias atandiendo, por ejemplo, al Derecho que se les aplicaba a sus ciudadanos, pero muy a grandes rasgos decir que eran espacios dependientes de Roma con condiciones administrativas, sociales y políticas más favorables que otros municipios.
Volviendo a Pompeya, el carácter de la ciudad era fundamentalmente agrícola y mercantil, mientras Herculano tuvo un aspecto marcadamente residencial de menor tamaño y elegida como destino exclusivo de las élites sociales.
Existían varios tipos de colonias atandiendo, por ejemplo, al Derecho que se les aplicaba a sus ciudadanos, pero muy a grandes rasgos decir que eran espacios dependientes de Roma con condiciones administrativas, sociales y políticas más favorables que otros municipios.
Volviendo a Pompeya, el carácter de la ciudad era fundamentalmente agrícola y mercantil, mientras Herculano tuvo un aspecto marcadamente residencial de menor tamaño y elegida como destino exclusivo de las élites sociales.
La peligrosa cercanía con el volcán que terminó con la antigua ciudad de Pompeya y su entorno, sólo puede entenderse desde el desconocimiento o el exceso de confianza tan característco del ser humano que tiende a subestimar los riesgos y a vivir el día a día. Los pompeyanos, intuían el carácter de aquel monte ya que algunos textos lo describían como hermoso y fértil de "cima [...] con aspecto de ceniza [...] que en otro tiempo debió ser pasto de las llamas" (Estrabón, Geografía).
Incluso 17 años antes de la erupción los pompeyanos sufrieron un gran terremoto del que aún se reponían y muy probablemente relacionado con el volcán. Muchos de los edificios, públicos y domésticos, estaban en plena reparación cuando el volcán despertó de nuevo y en esa faena quedaron enterrados por los siglos venideros.
Pero la erupción más próxima a aquel fatídico año 79 ocurrió más de dos siglos atrás, en tiempos remotos donde la memoria se pierde y el miedo se desvanece. Y para muestra, hoy vemos como la contemporánea Citá di Pompei, se vuelve a extender a las mismas faldas del monte volcánico que sepultó a la ciudad madre en un nuevo desafío al Fatum latino.
Ese mismo fatum o destino, influyó en la dirección del viento propiciando que las poblaciones más lejanas al volcán, como Pompeya, recibieran sin embargo la peor parte de las "nubes ardientes" de ceniza y aire de hasta 850ºC, provocando muertes por choques térmicos o por aplastamiento bajo las techumbres vencidas por el peso del lapilli, incluso antes de que se recibiera las coladas de lava. Por su parte Herculano más cercana al volcán, aunque sepultada más profundamente bajo 20 metros de material piroclástico, no sufrió la inmediatez de esas nubes y aparentemente sus pobladores contaron con más tiempo para escapar. Los arqueólogos han encontrado varias decenas de víctimas en los muelles del puerto marítimo cercano, refugiadas en cobertizos creyéndose a salvo de la lava pero desconociendo que la muerte les llegaría sigilosa y casi invisible en varias oleadas.
VIVIR EN POMPEYA
Ya hemos adelantado el carácter agrícola y comercial de la ciudad, incluso una de las teorías que justifican el nombre de la ciudad de Pompeya viene del verbo griego Ekpempéis, expedir. Esta idea puede sólo ser una pista, pero lo que resulta obvio después de las excavaciones es que con áreas extensas de cultivo de olivos, vides, frutales y zonas dedicadas a plantas medicinales, Pompeya explotó sus posibilidades comerciales en el resto del Imperio. Otras "marcas" pompeyanas manufactureras de Garum, salsa popular entre los romanos resultado de la maceración de las vísceras de pescado azul, de Liquamen (versión líquida del garum de gran calidad) o algunos tipos de quesos de oveja, de las que también se exportaba lana y tejidos, fueron encontradas en lugares tan remotos como la Galia, Hispania o Britannia.
La industria textil en Pompeya fue significativa, se han encontrado edificios claramente dedicatos a esta actividad y varias "tintorerías". Llamativo resulta que estos espacios aún conservan vasijas del orín que se utilizaba en los procesos de tratamiento de las telas. Según algunos historiadores, abastecer a las tintorerías de orines posiblemente fuera el sustento de ciertas familias pompeyanas.
Al margen de la anécdota, esta prosperidad se refleja en consecuencia en el número de edificios públicos de Pompeya: anfiteatro, teatros, basílicas, varias termas, templos, foros, palestras o ludus y también en numerosos espacios privados de tipo comercial. El sistema urbano pompeyano es interesante porque nos permite observar cómo ambos ámbitos, el privado y público, conviven y muestran en ocasiones influencia
de otras culturas como la griega, que mantuvo sus peculiaridades en la urbe romana.
Las ciudades romanas tenían un sistema público de espacios de recreo que casí poríamos envidiar hoy día. Pompeya disfrutó, por ejemplo, de varias termas, complejos que hoy asimilaríamos a gimnasios con sauna, distribuidos en vestuarios, palestras donde realizar ejercicios físicos y zonas de baño a distintas temperaturas. Estos baños públicos eran costeados en numerosas ocasiones por emperadores, gobernadores o personajes que pretendían ejercer cierta influencia en las voluntades del pueblo.
En Pompeya además hemos conocido el latín vulgar a través de los conocidos graffitis, y no vulgar sólo por ser en ocasiones malsonante, sino por tratarse del lenguaje informal y cotidiano entre sus ciudadanos. Lenguaje que usarían personas reales como Iris, Cornelius, Eumaquia o Rufus que tendrían un día a día en lo que puede parecer superficialmente una ciudad muy similar a la nuestra.
Pero es sólo eso, apariencia, porque hay diferencias que pueden resultarnos curiosas. Por ejemplo, las estructuras domésticas aunque físicamente semejantes a algunas de nuestras casas tradicionales (con patio distribuidor de la vivienda que funciona como espacio "público" donde se saludaba a los visitantes), no eran ni mucho menos ni tan homogéneas como esperamos, ni desde luego con un uso de espacios calcado al nuestro.
Existían distintos tipos de vivienda, según la posición social del inquilino; desde las conocidas domus más o menos complejas, a las casae y cabañas mucho más modestas y sin atrios, los apartamentos, arrendados a personas con menos poder adquisitivo en el segundo piso de las domus o incluso los "bloques de pisos" o insulae, viviendas en vertical de varios niveles.
Pero lo que resulta especialmente curioso es el uso de ciertos espacios en esas viviendas. Hoy por ejemplo, consideramos que cenar y comer diariamente fuera de casa es propio de personas adineradas, pero precisamente en Pompeya se aprecia que esto era justamente al contrario en la antigüedad romana. Las casas más humildes eran las que carecían de una cocina adecuada y la mayor parte de las comidas se hacian fuera de casa, compradas en las Tabernae o tiendas que se distribuyen en las calles de la ciudad. Sin embargo la clase alta solía comer en sus domus, en espacios llamados Triclinium, y contaban con cocinas completas atendidas por el servicio.
Otra curiosidad que nos muestra las diferencias con nuestros hábitos la podemos encontrar precisamente en las cocinas donde habitualmente y para nuestro estupor, se encontraban las letrinas. Esto que puede parecer absolutamente antihigiénico y desde luego nada íntimo, es lo común en las viviendas romanas. Hay que pensar que las cocinas era un espacio frecuentado sólo por la servidumbre y que en época romana, el utilizar el aseo podía incluso llegar a ser un acto social...
Sin embargo urbanísticamente podemos encontrar similitudes divertidas, por ejemplo, el tráfico peatonal y rodado estaba regulado por un sistema de
calles con direcciones controladas, donde las ruedas de los carros han
dejado marcadas sus huellas. Incluso esas calles tenían dos niveles que mantenían
aislados a los peatones en cierta medida de la suciedad y que nos
muestran unos pasos elevados que cruzaban de una acera a otra, similares a nuestros pasos de peatones.
Fuentes públicas y canalización de aguas podían también resultarnos familiares, se han descubierto incluso llaves de paso soterradas bajo los suelos, lo que nos demuestra un aspecto más "avanzado" y cercano a nuestros días.
POMPEYA, LA CIUDAD SIN PUDOR.
Este apartado final puede resultarnos chocante, ante la aparente de pudor a la hora de la representación y aceptación del sexo y los atributos sexuales entre la población en general. Hoy día, cualquier tema relacionado con la sexualidad suele ser considerado "políticamente incorrecto".
Éste es otro de esos elementos que Pompeya nos ha ayudado a descubrir y entender. En la anterior entrada sobre Pompeya avanzamos que efectivamente la sexualidad era tratada con mucha más naturalidad que hoy día. Era habitual la costumbre de adornar los cuellos con colgantes fálicos o disponer falos en las fachadas de las casas, en tiendas y en espacios públicos a la vista de todos, lo que atendía a la creencia de que fueran la representación de la Felicitas, la buena fortuna y la suerte. El falo evitaba el mal de ojo y la representación del dios Príapo con el pene erecto era también común en las domus e incluso tenían espacios destacados en altares o áreas transitadas.
Príapo era la deidad protectora de la abundancia y la cosecha, por lo que es lógico que una ciudad dedicada en gran medida al cultivo y al comercio, se sirviera de la protección de este dios.
En Pompeya, ha quedado patente que los espacios para practicar sexo formaban parte también del paisaje urbano sin ocultarse demasiado y perfectamente integrados. Los lupanares o prostíbulos son bien conocidos entre los visitantes de esta "ciudad durmiente". En ellos las representaciones de sexo explícito recorren los muros y son hoy día objeto de comentarios jocosos para quienes las observan. Puede parecer que Pompeya era una ciudad entregada al sexo, pero posiblemente no fuera más recurrente que en otras ciudades del Imperio. Sin embargo, el hecho de que el repentino fin de la ciudad preservara sus restos bajo el material volcánico, hizo que nos llegaran en mayor número que de otras ciudades. Como ya dijimos, los siglos venideros e incluso la aparición del cristianismo, fueron haciendo desaparecer poco a poco estas escenas y elementos sexuales, que además en la Edad Media solían mutilarse. Ésta es la respuesta en numerosas ocasiones: la puerilidad y cierta hipocresía puritana de una sociedad medieval sometida a la doctrina de castidad y castigo del sexo más allá de la procreación.
Incluso 17 años antes de la erupción los pompeyanos sufrieron un gran terremoto del que aún se reponían y muy probablemente relacionado con el volcán. Muchos de los edificios, públicos y domésticos, estaban en plena reparación cuando el volcán despertó de nuevo y en esa faena quedaron enterrados por los siglos venideros.
Rollos de papiro calcinados. Calcined papyrus |
Ese mismo fatum o destino, influyó en la dirección del viento propiciando que las poblaciones más lejanas al volcán, como Pompeya, recibieran sin embargo la peor parte de las "nubes ardientes" de ceniza y aire de hasta 850ºC, provocando muertes por choques térmicos o por aplastamiento bajo las techumbres vencidas por el peso del lapilli, incluso antes de que se recibiera las coladas de lava. Por su parte Herculano más cercana al volcán, aunque sepultada más profundamente bajo 20 metros de material piroclástico, no sufrió la inmediatez de esas nubes y aparentemente sus pobladores contaron con más tiempo para escapar. Los arqueólogos han encontrado varias decenas de víctimas en los muelles del puerto marítimo cercano, refugiadas en cobertizos creyéndose a salvo de la lava pero desconociendo que la muerte les llegaría sigilosa y casi invisible en varias oleadas.
VIVIR EN POMPEYA
"Marca" de Garum |
La industria textil en Pompeya fue significativa, se han encontrado edificios claramente dedicatos a esta actividad y varias "tintorerías". Llamativo resulta que estos espacios aún conservan vasijas del orín que se utilizaba en los procesos de tratamiento de las telas. Según algunos historiadores, abastecer a las tintorerías de orines posiblemente fuera el sustento de ciertas familias pompeyanas.
Apodyterium (vestuarios). Changing room. Foto: Jesús Agredano |
Las ciudades romanas tenían un sistema público de espacios de recreo que casí poríamos envidiar hoy día. Pompeya disfrutó, por ejemplo, de varias termas, complejos que hoy asimilaríamos a gimnasios con sauna, distribuidos en vestuarios, palestras donde realizar ejercicios físicos y zonas de baño a distintas temperaturas. Estos baños públicos eran costeados en numerosas ocasiones por emperadores, gobernadores o personajes que pretendían ejercer cierta influencia en las voluntades del pueblo.
Teatro. Foto: Jesús Agredano Alonso. |
Pero es sólo eso, apariencia, porque hay diferencias que pueden resultarnos curiosas. Por ejemplo, las estructuras domésticas aunque físicamente semejantes a algunas de nuestras casas tradicionales (con patio distribuidor de la vivienda que funciona como espacio "público" donde se saludaba a los visitantes), no eran ni mucho menos ni tan homogéneas como esperamos, ni desde luego con un uso de espacios calcado al nuestro.
Existían distintos tipos de vivienda, según la posición social del inquilino; desde las conocidas domus más o menos complejas, a las casae y cabañas mucho más modestas y sin atrios, los apartamentos, arrendados a personas con menos poder adquisitivo en el segundo piso de las domus o incluso los "bloques de pisos" o insulae, viviendas en vertical de varios niveles.
Paso de Peatones. Foto: Jesús Agredano Alonso |
Otra curiosidad que nos muestra las diferencias con nuestros hábitos la podemos encontrar precisamente en las cocinas donde habitualmente y para nuestro estupor, se encontraban las letrinas. Esto que puede parecer absolutamente antihigiénico y desde luego nada íntimo, es lo común en las viviendas romanas. Hay que pensar que las cocinas era un espacio frecuentado sólo por la servidumbre y que en época romana, el utilizar el aseo podía incluso llegar a ser un acto social...
Acometida de aguas. Water connection |
Fuentes públicas y canalización de aguas podían también resultarnos familiares, se han descubierto incluso llaves de paso soterradas bajo los suelos, lo que nos demuestra un aspecto más "avanzado" y cercano a nuestros días.
POMPEYA, LA CIUDAD SIN PUDOR.
Dios Príapo. Priapus. |
Este apartado final puede resultarnos chocante, ante la aparente de pudor a la hora de la representación y aceptación del sexo y los atributos sexuales entre la población en general. Hoy día, cualquier tema relacionado con la sexualidad suele ser considerado "políticamente incorrecto".
Éste es otro de esos elementos que Pompeya nos ha ayudado a descubrir y entender. En la anterior entrada sobre Pompeya avanzamos que efectivamente la sexualidad era tratada con mucha más naturalidad que hoy día. Era habitual la costumbre de adornar los cuellos con colgantes fálicos o disponer falos en las fachadas de las casas, en tiendas y en espacios públicos a la vista de todos, lo que atendía a la creencia de que fueran la representación de la Felicitas, la buena fortuna y la suerte. El falo evitaba el mal de ojo y la representación del dios Príapo con el pene erecto era también común en las domus e incluso tenían espacios destacados en altares o áreas transitadas.
Príapo era la deidad protectora de la abundancia y la cosecha, por lo que es lógico que una ciudad dedicada en gran medida al cultivo y al comercio, se sirviera de la protección de este dios.
Escena de un burdel. Scene in a brothel. Foto: Jesús Agredano |
Juego de dados. Dice game. |
También nos deja pistas de otras costumbres como los juegos de mesa para adultos o los juegos y bromas en incluso letrillas infantiles, que son la inmediatez del día a día en una ciudad.
Deseo que las dos entradas sobre la mágica Pompeya, nos haya servido para abrir una puerta a lecturas interesantes y entretenidas sobre la cultura romana.
GALERÍA DE FOTOS
Casa del Fauno. Foto: Jesús Agredano Alonso |
Apodyterium o Vestuario de Termas Stabinas. Foto: Jesús Agredano |
Pila de las Termas del Foro. Foto: Jesús Agredano Alonso |
Triclinium. |
Casa de Júpiter Fulminador (Ostia). Foto: "La casa romana" Pedro A. Fernández |
NOTA: Ninguno de los recursos fotográficos me pertenece. Cuando ha sido posible citar la fuente así se ha hecho y de nuevo agradezco a mis compañeros Jesús Agredano Alonso y Valle Villalba López la cesión de algunas fotografías para esta entrada. El resto, han sido sacadas de Internet.
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