jueves, 9 de enero de 2014

El viaje de los Magos

El Viaje de los Magos. J.J.Tissot, 1902. Journey of the Magi. J.J Tissot, 1902

Como cada 6 de enero los Reyes Magos terminaron su viaje haciendo felices a muchos niños que abren los regalos dejados durante la noche. Pero esa, es sólo una parte de la tradición que recuerda el viaje que esos mismos "Reyes" emprendieron para agasajar al Niño nacido en Belén y llamado a ser el Rey de Reyes.

Hoy día creo que el sentido original de la Epifanía se ha diluido en la vorágine consumista que nos sacude a todos. De los erróneamente llamados "Reyes" las referencias que se recogen en la Biblia son escasísimas y no será hasta el siglo XIV cuando Juan de Hildesheim recopile leyendas, textos y tradiciones sobre los magos que plasmó en su Libro de los Reyes Magos y que concluye con sus muertes en Saba y la veneración como santos en la Catedral de Colonia.

Esta entrada, pretende desde el respeto, dar a conocer la creación y evolución de la historia de los Reyes Magos de Oriente, la aportación fundamental que tuvieron los denominados por la Iglesia Textos Apócrifos y mostrar el interés que han despertado entre investigadores de disciplinas tan dispares como la astronomía, antropología, historia o historia del arte, más allá de las creencias religiosas.

VIVIENDO EN EL FUTURO

Es obvio que deberíamos empezar por indicar la fecha estimada del nacimiento de Jesús, hecho que motivó el viaje de los Magos. La curiosa paradoja de que Cristo naciera "antes de Cristo", es ya bien conocida y aceptada incluso por la Iglesia. La evidencia histórica nos dice que como poco nació en el año 5 a.C, aunque hay quien sitúa la Navidad entre los años 7 y 6 a.C. Estas fechas han sido fruto de minuciosos estudios, fundamentados en datos históricos y astronómicos que, lejos de desechar la Biblia, se han servido también de ella como fuente. Además no podemos olvidar, que la misma Biblia hace coincidir en el tiempo a Jesús y al Rey Herodes cuya muerte ocurrió en el año 4 a.C.

El sueño de los Reyes Magos. Baptisterio Florencia, s.XIII
El error de nuestro actual calendario occidental se origina en el siglo VI d.C cuando desechan el calendario romano y se ordena crear uno con el nacimiento de Jesús como referencia. Pero Dionisio, el religioso encargado, cometió al menos dos errores de cálculo. Uno: no tener en cuenta los cuatro primeros años que el emperador Augusto gobernó con su nombre de pila, Octavio y bajo cuyo mandato nació Jesús y dos: numerar como año 1 el de su nacimiento y no como año 0. Podríamos decir que ¡vamos con 5 años de descuadre sobre nuestro propio calendario!
Otro punto que ha sido debatido y del que se han sacado teorías bien fundamentadas es el día del nacimiento. Celebrar la Navidad el 25 de diciembre responde a la capacidad que ha tendido la Iglesia de fagocitar y adaptar el paganismo para establecer sólidamente sus creencias. En realidad el 25 de diciembre era la fecha de nacimiento del dios Mitra, conocido también como Salvador y Luz del Mundo, el dios Sol de origen persa venerado por los romanos. Sería el propio Constantino en el siglo IV d.C, convertido ya a la fe cristiana, el que establece solapar ambos nacimientos. No entraremos a debatir las más que curiosas coincidencias entre las historias de Jesús y Mitra o las influencias de religiones paganas más antiguas en la configuración de algunos dogmas católicos.
Centrándonos en las fechas, los investigadores han concluido que el alumbramiento debió ser entre el año 7 a.C y el 6 a.C basándose, entre otras, en las indicaciones de la Biblia. Los astrónomos han identificado un hecho poco corriente en el comportamiento de varios astros, que se conjuntaron en esas fechas en las constelaciones de Aries y Piscis, símbolos de Palestina y el pueblo judío.

DE VIAJES, ESTRELLAS Y MAGOS
Epifania, Iglesia de la Asunción de Navasa (Huesca) s. XII

Fechada a falta de mejores evidencias la Natividad, podemos volver a la figura de los Magos y en su viaje que, por lógica, fue de "algo" más que los 12 días que nos indica la Iglesia. Efectivamente, las mismas investigaciones que han llevado a ubicar el año de nacimiento de Jesús, han servido para dar a conocer más sobre la "estrella" que les guió en el viaje.
Parece que en aquellos años, una poco común conjunción de los astros Júpiter (planeta regio brillante), Saturno (el viejo), el Sol y la Luna en las constelaciones de Aries y Piscis, pronosticaron para los astrólogos, el nacimiento de un rey excepcional en Judea. Aquella "estrella" se movió de idéntica forma a la descrita en la Biblia y sería entendida como una señal.
La astrología se consideró, hasta bien entrada la Edad Media, una herramienta fundamental para pronosticar hechos formidables, establecer las fechas de eventos civiles o religiosos y servir de guía a viajeros y marinos. Las estrellas, citando un conocido ejemplo en la tradición cristiana, indicaron a Teodomiro en el siglo XI la ubicación de la tumba del Apóstol Santiago en Compostela (Campus stellae) y aún hoy acompañan y guían con su imagen al peregrino del Camino.
Sarcófago de Isacio. Iglesia de San Vitale, s. V d.C
Y aquí reconocemos la primera modificación que la tradición efectúa sobre la identidad original de los Reyes Magos, ya que en el texto bíblico no se dice que los personajes fueran reyes sino "Magi", magos. Estos magos provenían de oriente, de Persía, lo que confirmarían las primeras representaciones cristianas de la escena y los atuendos tan específicos que vestían (pantalones del tipo shawar, capa y gorro frigio). Los magos se consideraban hombres sabios, con profundo conocimiento de astrología y posiblemente rango sacerdotal en su religión. Entenderían que las señales provenientes del cielo, auguraban un cambio de regente en Palestina y decidieron emprender un viaje que al menos debió durar 9 meses. Su guía, la estrella brillante que se conocía como Júpiter en esa conjunción peculiar ya descrita.
Epifanía. Catacumbas Priscilla, s.III

LA IMAGINACIÓN COMO FUENTE

Durante la época paleocristiana, el arte sacro permaneció oculto hasta que el cristianismo dejó de ser perseguido sobre el siglo IV d.C. Así catacumbas y sarcófagos dan las primeras imágenes de un tema tan representado. Y he aquí una de las funciones de la Historia del Arte, la documentación y registro de hechos de especial significación y su evolución en el tiempo.
La historia de los "Reyes Magos" ha sido construida y adornada para completar lagunas. Ya hemos desestimado que los Magos fueran reyes, pero la condición de tales convenía a la Iglesia dotando de un potente simbolismo al acto de reverencia voluntaria de los máximos representantes de los gentiles (no creyentes) al nuevo "Rey de Reyes". La Iglesia tomó directamente de los Evangelios Apócrifos la condición real de los magos, en concreto del Evangelio Armenio de la Infancia.
Adoración de los Reyes, Giotto. Ca. 1303 (Padua)

Por otra parte, hemos adoptando espontáneamente otras imágenes y elementos que divergen de la historia original. Es el caso de la inclusión en el imaginario de la estrella con brillante cola que aún hoy colocamos sobre el "Portal de Belén". Esta imagen se coló muy tardíamente en la iconografía cristiana, concretamente de la mano del pintor Giotto en el s. XIV, cuando tras el paso del cometa Halley en 1301 por la Tierra, decidió incluirlo en una de sus obras. La sustitución de la estrella por un cometa se generalizó e incluso fue una de las teorías más potentes durante décadas a la hora de justificar la narración de la Biblia. Pero la teoría ha ido decayendo ya que las fechas en las que Halley debió pasar previamente a 1301 cercanas al nacimiento de Jesús no encajan. Además en el mundo antiguo los cometas eran símbolo de malos presagios. Esto explicaría la ausencia de imágenes de cometas en escenas anteriores a Giotto.
Adoración de los Reyes, Catacumbas Domitilla, s. IV d.C
Otro de los datos que hemos incluido en la iconografía de la Epifanía sin base bíblica es el nombre y número de magos. El hombre tiene la capacidad de suponer y completar instintivamente situaciones e imágenes que se presentan incompletas y es eso exactamente lo que ocurrió con la historia de los magos. Sabemos que ofrecieron Oro, Incienso y Mirra al Niño y la tradición supuso que debieron ser tres los magos e incluso se identificaron con sus nombres tomados también de los Evangelios Apócrifos. Pero en las representaciones paleocristianas el número de los magos varía de dos a cuatro e incluso para algunos a 12 miembros. Desde el siglo V d.C el número quedó canónicamente fijado en tres. Pero  ni siquiera fue ésta la invención más sorprendente sino la procedencia y la raza de uno de los protagonistas.

EL COLOR DE BALTASAR

Adoración de los reyes. San Apolinar, Rávena. S. VI d.C
Otra novedad en la historia se produce en el siglo XIV cuando se decide que Baltasar era de raza negra. Anteriormente las imágenes de la Adoración reflejaban a tres hombres de diferentes edades y Baltasar se identificaba con el joven. Pero la Iglesia en su intento de afianzar su dogma en todas las culturas y continentes conocidos, varió la raza del que ofreció la mirra a Jesús. Para ello se sirve de nuevo del Evangelio Armenio, que menciona la piel oscura de Baltasar. La primera imagen obvia del rey negro la ofrece el pintor italiano Andrea Mantegna en 1450. Desde entonces cada vez fueron más los artistas que tomaron esta nueva iconografía. Durante el medievo es fácil encontrar alterados los nombres y la imagen de los reyes que se va consolidando poco a poco hasta llegar a la actualidad. Hoy se identifican a Melchor con el de más edad representando a Europa y portador del oro (símbolo de majestad), a Gaspar con el mediano proveniente de Asia y oferente del incienso (relacionado con la divinidad) y a Baltasar con el que llegó de Babilonia, identificado hoy con el rey africano y que llevó la mirra (símbolo de la mortalidad).

Adoración de los Reyes Magos. A. Mantegna, 1450.

EL REY INDÍGENA AMERICANO

La universalización de la Iglesia y su pugna por extender el cristianismo llevó a la constante adaptación de la historia de los Magos de Oriente.
Hasta el descubrimiento de América en 1492 e incluso años después por parte de los sectores más conservadores, se afirmaba que la Tierra era plana y que sólo existían los continentes reconocidos. Pero el descubrimiento del Nuevo Mundo revolucinó y provocó la revisión de muchos planteamientos, entre ellos los de la Iglesia. Era necesario evangelizar aquellas tierras lejanas y demostrar al Viejo Mundo que desde los confines de la Tierra se rindió devoción a Jesús. Así, se llegó a intentar incluir un rey mago indígena... Esto es lo que refleja la obra Epifanía de Vasco Fernandes, un rey idígena procedente de Brasil tras el descubrimiento de Álvares Cabral. Pero la idea no tuvo éxito en la iconografía cristiana, posiblemente por lo tardío del intento, y los magos quedaron como estaban.
Epifanía. Vasco Fernandes, ca.1501. Portugal
Con todo esto vemos como la narración original canónica se apoya y sirve de textos que la propia Iglesia descarta como ciertos, para otorgar una simbología potente que sustente sólidamente su fe.

Aún con todo, la noche de Reyes es hoy el broche final de la fiesta de la Navidad, que otorga a los niños el verdadero protagonismo, más allá de las creencias religiosas.  










RECURSOS Y GALERÍA DE IMÁGENES:

La estrella de Belén, Burne-Jones, ca.1891.

Los Magos, Henry Siddons, 1915.

Relicario de los Reyes Magos, Catedral de Colonia.


Video en español sobre la historia y tradición de los Reyes Magos para niños.
Video in Spanish about Three Kings history and tradition for kids.

Documental en inglés sobre la historia y las investigaciones realizadas sobre los Reyes Magos.
History and research on Three Kings tradition. Documentary in English.

Villancico "Somos los Tres Reyes de Oriente". Letra y música J. H. Hopkings. Ca. 1856. Versión en Inglés.
Christmas carrol "We Three Kings of Orient are". Lyric and music J. H. Hopkings. Ca. 1856. English verision.

Villancico "Somos los Tres Reyes de Oriente". Letra y música J. H. Hopkings. Ca. 1856. Versión en español.
Christmas carrol " We Three Kings of Orient are". Lyric and music J. H. Hopkings. Ca. 1856. English verision.

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