sábado, 14 de marzo de 2015

Una puerta que se abre

Cada día hago el mismo camino casi cronometrado, enseñando con entusiasmo, vocación y un cuidadoso estudio que nunca termina, las huellas de la historia de Córdoba. A ella los forasteros dedican adjetivos como bella, increible, preciosa y a muchos, tras un paseo de dos horas, les sorprende una ciudad en la que cuatro días de estancia no han sido suficientes. En esa rutina a veces dejo de observar lo que nos rodea y lo que nos rodea, nos aguarda paciente con los brazos abiertos, esperando a ser visto o más que visto, contemplado.

Y es que ocurre que de tan familiar que nos resulta algo se nos pierden sus peculiaridades, su belleza individual y sólo cuando nos detenemos a mirar con intensidad, nos pasa como cuando miramos un rostro familiar durante un rato, que descubrimos que no lo conocemos, que nos sorprende algo que pasó desapercibido y entonces lo vemos de otra manera.

Paisaje vertical urbano. Raquel Gómez Dueñas. 2009
Cruzando la calle Ambrosio de Morales desde la Plaza Séneca hacia el Templo Romano, me detengo un segundo a comentar las esculturas verticales que Raquel Gómez Dueñas realizó en 2009 en el solar junto a la antigua sede de la Real Academia de Córdoba. Este conjunto evoca imágenes de recuerdos infantiles, que muchos de los que hemos crecido aquí, ¡ya en el siglo pasado!, compartimos. Se ven golondrinas anunciando la llegada del verano en los atardeceres, los juegos de niños que después del colegio disfrutaban en las calles saltando a la comba, se ve un gato que pasea haciendo equilibrios en los tejados de las casas "viejas" (en el sentido más precioso de la palabra) y junto a una silla de enea, un zapato de tacón de los que cada año estrenábamos las niñas para la Feria de Mayo, a veces el terror para los oídos de nuestros padres. Y todo parece hilado en la maraña del tiempo. Mientras a mi espalda, casi siempre cerrada, la puerta de la Fundación Antonio Gala.

UNA PUERTA QUE SE ABRE EN LOS MUROS DEL CONVENTO
Vista a la calle desde el interior de la Fundación Antonio Gala.

Pero algunos días la puerta se abre y una se plantea si continuar con el paseo rutinario para no salirse del plan previsto ni alargar la visita, por la que te pagarán lo mismo si la haces en hora y media o en tres... y tomas una decisión rápida, guiada por la vocación docente, por la pasión por la historia y el arte, por el orgullo de contar con un recurso como el que se nos ofrece en ese instante y entonces... traspasas la pequeña puerta que conduce a lo que fue el patio del compás del antiguo Convento del Corpus Christi, hoy sede de la Fundación.

El convento perteneció a la orden de Santo Domingo y, fundado formalmente en la primera década del 1600 por fray Diego de Mardones, mantuvo entre sus muros hasta 1992 una comunidad de dominicas descalzas. Ellas acompañaron, desde su estricta clausura, los cambios y avatares del convento y de su entorno urbano. No fue ni el único ni el primer convento de dominicas en la ciudad, pero si el de reglas más rigurosas y el de comunidad más estable, unas 30 monjas hasta casi mediados del siglo XX. Finalmente, el convento cerró su clausura cuando las últimas 9 dominicas fueron reubicadas.

Patio del Compás y vista del Pórtico y acceso a la iglesia.
El núcleo originario del convento se instaló en la ermita medieval de San Benito, que dió durante tiempo nombre a la actual calle Ambrosio de Morales y a su cuesta. Este desnivel natural del terreno será el particular ejecutor del trazado del propio convento que, entre los siglos XVII y XVIII, amplía sus dependencias mediante la adquisición de inmuebles adyacentes.

Hoy es calle poco transitada pero hasta principios del siglo XX una de las zonas más bulliciosas de la ciudad. Numerosos palacetes de personajes potentados se ubicaron allí desde el siglo XVII, algunos aún bien conservados y otros, con menos suerte, abandonados a la carcoma del tiempo.
Cafés de tertulias, fondas, la Central de Correos o el Monte de Piedad (hoy sede vacía de la Real Academia de Córdoba), se distribuían en el entorno del convento. Incluso un primitivo Teatro de Comedias, con su propia historia de luces y sombras, tuvo su ubicación frente al Corpus Christi hasta el incendio ocurrido a finales del siglo XIX. Aquel primitivo teatro fue reconstruido y así siguen, mirándose cara a cara cada día como vecinos de la Historia.

Las intervenciones más antiguas del convento son del siglo XVII y pueden verse en el patio del compás, distribuidor de la portería, la sacristía y la portada de la iglesia. Pero este mismo compás nos muestra otra intervención posterior, un pórtico que secciona la entrada a la portería y dejó casi invisibles los relieves de la portada de la iglesia tras sus tres arcos. Se levantó a mediados del siglo XVIII con frescos que representan el escudo dominico y la Eucaristía flanqueada por dos ángeles.

Cuesta Luján. Siglo XVI
La planta del convento, muy irregular, se constituye en tres terrazas debido al propio terreno en desnivel en el que se edifica. Su entorno urbano suponía el tránsito desde el interior de la villa a la zona extramuros al Este de la misma, la Axarquia.
La muralla de origen romano que cerraba la zona estaba casi a la linde del convento y quedó abierta mediante un callejón escalonado desde abril de 1537 por orden del Corregidor Pérez Luján, comunicando ambos espacios desde entonces.

Hoy la iglesia, la sala capitular y parte de la sacristía conventual, suelen convertirse en zonas expositivas abiertas, mientras el claustro y las dependencias que éste distribuía: la casa de las novicias, los dormitorios y otros espacios de servicio del convento, quedan para la intimidad de la Fundación Antonio Gala, pues suponen áreas de trabajo y vivienda de los becados y del mismo escritor que se reservó un espacio íntimo en la zona alta del edificio.

SORPRESAS BAJO EL CONVENTO

Mosaico. Salón de Actos Fundación A. Gala
La milenaria ciudad de Córdoba reserva cientos de sorpresas bajo su subsuelo y durante las obras de acondicionamiento del convento para ser sede de la Fundación, aparecieron restos arqueológicos en consonancia con lo que cabía esperar de su ubicación.

Destaca parte de una calzada secundaria romana aproximadamente del siglo I d.C, coincidiendo con el cambio de Era y el momento de máximo esplendor y desarrollo urbanístico de la Colonia Patricia de Corduba. Esta calzada, a pesar de su carácter secundario, comunica un eje monumental relevante entre el Templo de la Calle Claudio Marcelo y el Teatro del siglo I, bajo el actual Museo Arqueológico.

Pero el convento aún mostraría otra sorpresa más, sobre la calzada, apareció un espacio doméstico con un interesante mosaico en una habitación, dedicado al dios Baco y fechado entre el siglo II y el III d.C. El mosaico se desarrolla en dos alfombras o zonas diferenciadas, la de mayor tamaño dedicada a Baco, mientras la más pequeña y peor conservada tiene decoración geométrica de estrellas de seis puntas.
El empeño de Antonio Gala hizo que el mosaico hoy pueda ser contemplado donde se ubicó la cabecera de la iglesia del convento, uno de esos espacios que habitualmente se abren al público como salón de actos de la Fundación.
La calzada y la domus quedaron abandonadas bruscamente al final del siglo III d.C, coincidiendo probablemente con un terremoto que, según los arqueólogos, provocó un gran incendio. En ese mismo momento se registra el fin de la actividad y del mantenimiento regular del vecino Teatro.

Exposición "Cartografías de la figura"en la antigua Sala Capitular.
EL RETIRO PARA LA CREACIÓN

Antonio Gala, ejerciendo de cordobés de corazón y de una suerte mecenas, logró en 2002 poner en marcha una idea que según su directora, Carmen Burgos, tuvo desde siempre influida por su propia experiencia vital y formativa. Gala consigue cada año, junto al patrocinio público y privado, facilitar hasta 18 becas para jóvenes creadores en distintas disciplinas, que trabajarán durante un año en sus proyectos artísticos. Tendrán la libertad y el espacio para desarrollarlos desde la reflexión íntima e individual, pero mediante la retroalimentación con los demás artistas en momentos comunes, generalmente en el recogimiento nocturno, dando al final un fruto rico en matices. Es lo que Antonio Gala llama Fecundación Cruzada y que ya han disfrutado 13 promociones.

Es un orgullo como cordobesa que Gala haya buscado y encontrado un espacio a la altura de su idea, ya consolidada, en Córdoba. La propia directora explica como tuvo ofrecimientos en otras provincias, pero él tuvo claro que debía ser aquí y en un espacio especialísimo para la meditación, el autoconocimiento y la puesta en común con otros. Y ese espacio lo encontró en el antiguo Convento del Corpus Christi.

Knossos. César Orrico, 2009. (Claustro Bajo)
En la visita que me ayudó a preparar esta entrada, pude recorrer su interior; caminar por los pasillos, el compás, la iglesia, el claustro y algunas de las estancias anejas a él. Hoy convertido todo en oasis de trabajo como la sala de escultura, la de música, la zona de recreo y las dependecias administrativas de la Fundación.
Después del encuentro con la directora, tuve la total libertad de permanecer en solitario y ensimismada en esos espacios mientras los fotografiaba, disfrutando de aquel silencio realmente inspirador.

La fundación estudia y planifica cada año un programa de trabajo y en las actividades que se desarrollarán estarán presentes las figuras de varios mentores, cada uno de una línea creativa, como el propio Antonio Gala.
La Fundación además, cede ciertos espacios regularmente para exposiciones, eventos y encuentros culturales. Algunas de las fotografías de esta entrada son de la pasada exposición "60 años de Arte Contemporáneo en Córdoba" que tuvo como sede, entre otras, la propia Fundación con la muestra Cartografías de la Figura.

Creo sin duda que siempre merece la pena traspasar "esas puertas" que nos rodean y que nos son a la vez tan ajenas para descubrir los secretos que encierran. Espero haber acercado algo más la historia de nuestra ciudad y de un edificio tan rico en vivencias como la actual sede de la Fundación Antonio Gala. 

Mi especial agradecimiento a la directora de la Fundación, Carmen Burgos, por facilitar nuestro encuentro y la charla enriquecedora que tuvimos; por abrirme espacios íntimos y de trabajo y por responder las preguntas que le hice.

También a Beñat Romera, artista expansivo y uno de los becados de 2015, que a pesar de su trajín aquel día y sin conocerme de nada, me ofreció amabilísimamente abrir su espacio de trabajo, pero que no quise interrumpir.

GALERÍA FOTOGRÁFICA
Detalle del Claustro. Fundación Antonio Gala, antiguo convento del Corpus Christi.
Al fondo "Albor VII"  de Juan Vicente Zafra, 2008. Muestra Cartografías de la Figura. Sala Fundación Antonio Gala.

"Sango" (Serie) de Hisae Yanase, 2009-2012. Muestra Cartografías de la Figura. Sala Fundación Antonio Gala

"Paisaje vertical urbano". Raquel Gomez, 2009

"Paisaje vertical urbano". Raquel Gomez, 2009

"Paisaje vertical urbano". Raquel Gomez, 2009
Claustro Bajo. Fundación Antonio Gala, antiguo convento del Corpus Christi.
Claustro Bajo. Fundación Antonio Gala, antiguo convento del Corpus Christi.



Patio del Compás y vista del escudo del Obispo Cristobal Lovera. Fundación Antonio Gala.

Detalle del Patio del Compás.

Vista del interior de la antigua Iglesia y Sala Capitular.

Placa fundacional de la Cuesta Luján. 24 de abril de 1537
 
BIBLIOGRAFÍA.
- Blazquez, J.M: Mosaicos Romanos de Córdoba, Jaén y Málaga. Corpus de Mosaicos de España. Fascículo III. Madrid, 1981.
-  Ramirez de Arellano, T.: Paseos por Córdoba ó sean apuntes para su historia. Córdoba, 1981.
-  Soriano Castro, P.J.: I. A. U. en el antiguo Convento del Corpus Christi (Futura Fundación Antonio Gala) de Córdoba. [http://helvia.uco.es/xmlui/handle/10396/3710]. (2003)
- Villar Movellán, A: El convento del Dominicas del Corpus Christi de Córdoba (1609-1992). Córdoba, 1997.

lunes, 2 de febrero de 2015

Una nube negra y terrible II


Durante largo tiempo muchas fueron las dudas sobre cómo el volcán Vesubio terminó con tantas vidas. ¿Quién escapó?, ¿por qué no huyeron?, ¿cómo fue?, ¿cómo podían vivir a las faldas de un volcán tan peligroso? Interrogantes que surgieron tras la aparición de los restos de Pompeya y Herculano, cuyo descubrimiento y avatares desde el siglo XVIII hasta hoy ya comentamos en la primera entrada sobre este tema.
Hoy, con mucho retraso respecto a mi intención, veremos el porqué los habitantes de Pompeya se establecieron junto al volcán, cómo vivieron y cómo murieron a los pies del Vesubio.
Durante más de dos meses he buceado entre parte de la extensísima bibliografía y documentación sobre el tema y en esta entrada trataré de compartir con todos una imagen general que nos anime luego a profundizar en algún aspecto particular del amplio abanico temático que Pompeya nos ofrece

REGRESO AL PASADO: DE LA ERUPCIÓN A LOS PLÁCIDOS DÍAS DE POMPEYA.

Como vimos la fecha oficialmente aceptada de la erupción es el 24 de agosto del año 79. Pero muchos historiadores opinan que pudo ser meses después. Existe una docena de dataciones distintas en documentos históricos que varían entre las "kalendas" de septiembre, noviembre e incluso diciembre. Las kalendas eran los días 1 de cada mes y como curiosidad, es el origen del término Calendario.
La cuestión se centra en el posible error en las traducciones de las fechas del texto de Plinio "El joven" que relata detalladamente la erupción del Vesubio al describir la muerte de su tio Plinio por la erupción. Estas teorías se ven además avaladas por restos arqueológicos: frutos que maduran en octubre como granadas, aceitunas o nueces y que ya estaban recolectados e incluso procesados o las ropas invernales que vestían las víctimas.
Pero estas evidencias pueden no ser concluyentes por sí mismas. Las condiciones climatológicas a veces varian la maduración de ciertos frutos o incluso la necesidad de vestir ropas más gruesas. Tal vez esas mismas ropas fueran un medio de protección contra la ceniza ardiente y escoria volcánica durante la huida, aunque caso menos justificable es el de algunas monedas encontradas y que fueron acuñadas necesariamente a finales de septiembre.
Sea como fuere, la erupción tuvo lugar en el último trimestre del año 79 y que terminó con una sociedad asentada en las fértiles tierras del Vesubio desde al menos el siglo VII a.C.

POMPEYA A VISTA DE PÁJARO: EL DESAFIO AL FATUM 

Pompeya y el Vesubio. Pompei and Vesuvius.
Si observamos Pompeya como a "vista de pájaro" lo primero que vemos es el espacio que ocupa en la Campania italiana, dentro de la provincia de Nápoles (Neapolis o "Nueva Ciudad") fundada en el siglo VIII a.C por los griegos. Pompeya se asentó en un entorno fértil, idealmente próxima al río Sarno y a la costera ruta comercial del Mare Nostrum, nuestro mar Mediterráneo.
Esto nos facilita entender porqué desde su fundación en el VI a.C, Pompeya estuvo constantemente ocupada por distintos pueblos que supieron aprovechar los recursos naturales y climáticos que ofrecía. Y así, en el año 89 a.C, Roma le concede la categoría de Colonia Cornelia Veneria Pompeianorum.
Existían varios tipos de colonias atandiendo, por ejemplo, al Derecho que se les aplicaba a sus ciudadanos, pero muy a grandes rasgos decir que eran espacios dependientes de Roma con condiciones administrativas, sociales y políticas más favorables que otros municipios.

Volviendo a Pompeya, el  carácter de la ciudad era fundamentalmente agrícola y mercantil, mientras Herculano tuvo un aspecto marcadamente residencial de menor tamaño y elegida como destino exclusivo de las élites sociales.
La peligrosa cercanía con el volcán que terminó con la antigua ciudad de Pompeya y su entorno, sólo puede entenderse desde el desconocimiento o el exceso de confianza tan característco del ser humano que tiende a subestimar los riesgos y a vivir el día a día. Los pompeyanos, intuían el carácter de aquel monte ya que algunos textos lo describían como hermoso y fértil de "cima [...] con aspecto de ceniza [...] que en otro tiempo debió ser pasto de las llamas" (Estrabón, Geografía).
Incluso 17 años antes de la erupción los pompeyanos sufrieron un gran terremoto del que aún se reponían y muy probablemente relacionado con el volcán. Muchos de los edificios, públicos y domésticos, estaban en plena reparación cuando el volcán despertó de nuevo y en esa faena quedaron enterrados por los siglos venideros.

Rollos de papiro calcinados. Calcined papyrus
Pero la erupción más próxima a aquel fatídico año 79 ocurrió más de dos siglos atrás, en tiempos remotos donde la memoria se pierde y el miedo se desvanece. Y para muestra, hoy vemos como la contemporánea Citá di Pompei, se vuelve a extender a las mismas faldas del monte volcánico que sepultó a la ciudad madre en un nuevo desafío al Fatum latino.

Ese mismo fatum o destino, influyó en la dirección del viento propiciando que las poblaciones más lejanas al volcán, como Pompeya, recibieran sin embargo la peor parte de las "nubes ardientes" de ceniza y aire de hasta 850ºC, provocando muertes por choques térmicos o por aplastamiento bajo las techumbres vencidas por el peso del lapilli, incluso antes de que se recibiera las coladas de lava. Por su parte Herculano más cercana al volcán, aunque sepultada más profundamente bajo 20 metros de material piroclástico, no sufrió la inmediatez de esas nubes y aparentemente sus pobladores contaron con más tiempo para escapar. Los arqueólogos han encontrado varias decenas de víctimas en los muelles del puerto marítimo cercano, refugiadas en cobertizos creyéndose a salvo de la lava pero desconociendo que la muerte les llegaría sigilosa y casi invisible en varias oleadas.

VIVIR EN POMPEYA

"Marca" de Garum
Ya hemos adelantado el carácter agrícola y comercial de la ciudad, incluso una de las teorías que justifican el nombre de la ciudad de Pompeya viene del verbo griego Ekpempéis, expedir. Esta idea puede sólo ser una pista, pero lo que resulta obvio después de las excavaciones es que con áreas extensas de cultivo de olivos, vides, frutales y zonas dedicadas a plantas medicinales, Pompeya explotó sus posibilidades comerciales en el resto del Imperio. Otras "marcas" pompeyanas manufactureras de Garum, salsa popular entre los romanos resultado de la maceración de las vísceras de pescado azul, de Liquamen (versión líquida del garum de gran calidad) o algunos tipos de quesos de oveja, de las que también se exportaba lana y tejidos, fueron encontradas en lugares tan remotos como la Galia, Hispania o Britannia.
La industria textil en Pompeya fue significativa, se han encontrado edificios claramente dedicatos a esta actividad y varias "tintorerías". Llamativo resulta que estos espacios aún conservan vasijas del orín que se utilizaba en los procesos de tratamiento de las telas. Según algunos historiadores, abastecer a las tintorerías de orines posiblemente fuera el sustento de ciertas familias pompeyanas. 

Apodyterium (vestuarios). Changing room. Foto: Jesús Agredano
Al margen de la anécdota, esta prosperidad se refleja en consecuencia en el número de edificios públicos de Pompeya: anfiteatro, teatros, basílicas, varias termas, templos, foros, palestras o ludus y también en numerosos espacios privados de tipo comercial. El sistema urbano pompeyano es interesante porque nos permite observar cómo ambos ámbitos, el privado y público, conviven y muestran en ocasiones influencia de otras culturas como la griega, que mantuvo sus peculiaridades en la urbe romana.
Las ciudades romanas tenían un sistema público de espacios de recreo que casí poríamos envidiar hoy día. Pompeya disfrutó, por ejemplo, de varias termas, complejos que hoy asimilaríamos a gimnasios con sauna, distribuidos en vestuarios, palestras donde realizar ejercicios físicos y zonas de baño a distintas temperaturas. Estos baños públicos eran costeados en numerosas ocasiones por emperadores, gobernadores o personajes que pretendían ejercer cierta influencia en las voluntades del pueblo. 

Teatro. Foto: Jesús Agredano Alonso.
En Pompeya además hemos conocido el latín vulgar a través de los conocidos graffitis, y no vulgar sólo por ser en ocasiones malsonante, sino por tratarse del lenguaje informal y cotidiano entre sus ciudadanos. Lenguaje que usarían personas reales como Iris, Cornelius, Eumaquia o Rufus que tendrían un día a día en lo que puede parecer superficialmente una ciudad muy similar a la nuestra.
Pero es sólo eso, apariencia, porque hay diferencias que pueden resultarnos curiosas. Por ejemplo, las estructuras domésticas aunque físicamente semejantes a algunas de nuestras casas tradicionales (con patio distribuidor de la vivienda que funciona como espacio "público" donde se saludaba a los visitantes), no eran ni mucho menos ni tan homogéneas como esperamos, ni desde luego con un uso de espacios calcado al nuestro.

Existían distintos tipos de vivienda, según la posición social del inquilino; desde las conocidas domus más o menos complejas, a las casae y cabañas mucho más modestas y sin atrios, los apartamentos, arrendados a personas con menos poder adquisitivo en el segundo piso de las domus o incluso los "bloques de pisos" o insulae, viviendas en vertical de varios niveles.
Paso de Peatones. Foto: Jesús Agredano Alonso
Pero lo que resulta especialmente curioso es el uso de ciertos espacios en esas viviendas. Hoy por ejemplo, consideramos que cenar y comer diariamente fuera de casa es propio de personas adineradas, pero precisamente en Pompeya se aprecia que esto era justamente al contrario en la antigüedad romana. Las casas más humildes eran las que carecían de una cocina adecuada y la mayor parte de las comidas se hacian fuera de casa, compradas en las Tabernae o tiendas que se distribuyen en las calles de la ciudad. Sin embargo la clase alta solía comer en sus domus, en espacios llamados Triclinium, y contaban con cocinas completas atendidas por el servicio.

Otra curiosidad que nos muestra las diferencias con nuestros hábitos la podemos encontrar precisamente en las cocinas donde habitualmente y para nuestro estupor, se encontraban las letrinas. Esto que puede parecer absolutamente antihigiénico y desde luego nada íntimo, es lo común en las viviendas romanas. Hay que pensar que las cocinas era un espacio frecuentado sólo por la servidumbre y que en época romana, el utilizar el aseo podía incluso llegar a ser un acto social...

Acometida de aguas. Water connection
Sin embargo urbanísticamente podemos encontrar similitudes divertidas, por ejemplo, el tráfico peatonal y rodado estaba regulado por un sistema de calles con direcciones controladas, donde las ruedas de los carros han dejado marcadas sus huellas. Incluso esas calles tenían dos niveles que mantenían aislados a los peatones en cierta medida de la suciedad y que nos muestran unos pasos elevados que cruzaban de una acera a otra, similares a nuestros pasos de peatones.
Fuentes públicas y canalización de aguas podían también resultarnos familiares, se han descubierto incluso llaves de paso soterradas bajo los suelos, lo que nos demuestra un aspecto más "avanzado" y cercano a nuestros días.


POMPEYA, LA CIUDAD SIN PUDOR.
Dios Príapo. Priapus.

Este apartado final puede resultarnos chocante, ante la aparente de pudor a la hora de la representación y aceptación del sexo y los atributos sexuales entre la población en general. Hoy día, cualquier tema relacionado con la sexualidad suele ser considerado "políticamente incorrecto".
Éste es otro de esos elementos que Pompeya nos ha ayudado a descubrir y entender. En la anterior entrada sobre Pompeya avanzamos que efectivamente la sexualidad era tratada con mucha más naturalidad que hoy día. Era habitual la costumbre de adornar los cuellos con colgantes fálicos o disponer falos en las fachadas de las casas, en tiendas y en espacios públicos a la vista de todos, lo que atendía a la creencia de que fueran la representación de la Felicitas, la buena fortuna y la suerte. El falo evitaba el mal de ojo  y la representación del dios Príapo con el pene erecto era también común en las domus e incluso tenían espacios destacados en altares o áreas transitadas.
Príapo era la deidad protectora de la abundancia y la cosecha, por lo que es lógico que una ciudad dedicada en gran medida al cultivo y al comercio, se sirviera de la protección de este dios.

Escena de un burdel. Scene in a brothel. Foto: Jesús Agredano
En Pompeya, ha quedado patente que los espacios para practicar sexo formaban parte también del paisaje urbano sin ocultarse demasiado y perfectamente integrados. Los lupanares o prostíbulos son bien conocidos entre los visitantes de esta "ciudad durmiente". En ellos las representaciones de sexo explícito recorren los muros y son hoy día objeto de comentarios jocosos para quienes las observan. Puede parecer que Pompeya era una ciudad entregada al sexo, pero posiblemente no fuera más recurrente que en otras ciudades del Imperio. Sin embargo, el hecho de que el repentino fin de la ciudad preservara sus restos bajo el material volcánico, hizo que nos llegaran en mayor número que de otras ciudades. Como ya dijimos, los siglos venideros e incluso la aparición del cristianismo, fueron haciendo desaparecer poco a poco estas escenas y elementos sexuales, que además en la Edad Media solían mutilarse. Ésta es la respuesta en numerosas ocasiones: la puerilidad y cierta hipocresía puritana de una sociedad medieval sometida a la doctrina de castidad y castigo del sexo más allá de la procreación.

Juego de dados. Dice game.
Con todo, Pompeya sigue encerrando muchas respuestas y tal vez aún más misterios, a la espera de ser descubiertos. Soy consciente de que esta entrada se deja atrás muchos aspectos fundamentales de la vida cotidiana, pero he tratado de que sea amena y breve esta aproximación. En Pompeya se han podido estudiar profundamente por ejemplo aspectos religiosos. Desde los cultos públicos en los templos, a los altares callejeros, pero también la religiosidad íntima de cada ciudadano en su vivienda. Cultos que en ocasiones nos indican influencias de otras religiones orientalizantes que arraigaron en todo el imperio como la mitráica.
También nos deja pistas de otras costumbres como los juegos de mesa para adultos o los juegos y bromas en incluso letrillas infantiles, que son la inmediatez del día a día en una ciudad.
Deseo que las dos entradas sobre la mágica Pompeya, nos haya servido para abrir una puerta a lecturas interesantes y entretenidas sobre la cultura romana.

GALERÍA DE FOTOS

  
Casa del Fauno. Foto: Jesús Agredano Alonso


Apodyterium o Vestuario de Termas Stabinas. Foto: Jesús Agredano
Pila de las Termas del Foro. Foto: Jesús Agredano Alonso
Triclinium.
 Casa de Júpiter Fulminador (Ostia). Foto: "La casa romana" Pedro A. Fernández
NOTA: Ninguno de los recursos fotográficos me pertenece. Cuando ha sido posible citar la fuente así se ha hecho y de nuevo agradezco a mis compañeros Jesús Agredano Alonso y Valle Villalba López la cesión de algunas fotografías para esta entrada. El resto, han sido sacadas de Internet.