domingo, 26 de enero de 2014

Los gladiadores y sus mitos


Serán pocos los que no hayan visto una película "de romanos" o se hayan debatido entre el horror y la admiración viendo las cruentas luchas de personas entre sí o contra animales salvajes para el regocijo de los ciudadanos de la antigua Roma. Lo épico y lo trágico se mezclan convirtiéndose en un primario imán... Y llega el momento en el que un gladiador tumbado en la arena y vencido, aguarda la sentencia del emperador de turno para saber si vivirá o morirá bajo la espada corta o gladius de su oponente... el rugir del público y finalmente... el pulgar arriba o el pulgar abajo... ¿Pero estamos seguros de estar viendo cómo realmente fue?... vamos a echar un vistazo.

LOS GLADIADORES Y EL IMPERIO

Relieve en el "Coliseo". Relief located in "Coliseum", Rome
Tito Livio, fue una de las primeras fuentes que habla de las luchas entre gladiadores. A mediados del siglo III a.C se organizaba festejos funerarios en Etruria que incluían estos espectáculos sangrientos y que poco a poco en Roma fueron derivando en celebraciones de carácter lúdico al margen del rito funerario. Como sabemos, los "romanos" fueron grandes asimiladores y sintetizadores del arte y culturas más antiguas o vecinas a las que aportaban su peculiar visión del mundo, magnificando cada elemento hasta convertirlo en colosal.
Infografía del Anfiteatro de Flavio, Roma, s. I d.C

Lo mismo ocurrió con los juegos gladiatorios que, partiendo de esos ritos funerarios, acabaron siendo un icono de la cultura romana. Estos juegos eran encargados y patrocinados por el editor, generalmente el emperador con intención propagandística. La duración de los juegos o la cantidad de animales y gladiadores que intervenían constituían la mejor de las publicidades. De ahí la frase acuñada por el poeta Décimo Juvenal: "panem et circenses" entendida como "al pueblo pan y circo" y que desde le siglo I a.C retrató un modo de hacer política alienando mentes, que sigue vigente en nuestros días. Hay que indicar que estos "espectáculos" eran gratuitos, el coste elevadísimo de su organización era afrontado por el editor para que cientos, a veces miles, de espectadores disfrutaran de jornadas completas en las que además no era extraño que se repartieran monedas o comida. Sin duda un medio rápido de "comprar" voluntades.  Como dato ilustrativo diremos que el Anfiteatro de Flavio (Coliseo), tenía un aforo aproximado de 60.000 personas.

La jornada se iniciaba en la mañana con el desfile de gladiadores desde los Ludus (escuelas de gladiadores) hasta el recinto del anfiteatro, luego se ofrecían las venationes o luchas con animales salvajes, para continuar con el ajusticiamiento de los presos, generalmente condenados a ser devorados por animales pena conocida como Damnatio ad Bestias. La noche era reservada al "broche de oro", los combates entre gladiadores.
La megalomanía romana se tradujo no sólo en una forma de entender el arte y las infraestructuras civiles, sino en la propia ansia expansionista del Imperio que llegó a extenderse en gran parte del mundo conocido, Europa, Asía, África y las Islas Británicas. Nada parecía estar suficientemente lejos como para suponer una traba al Imperio y así fue como este tipo de espectáculos llegaron a cada rincón del mismo.

Fotograma "Gladiator", Ridley Scott. 2000
POLLICE VERSO

Los juegos de gladiadores se mantuvieron vigentes en el imperio durante más de 6 siglos y no sin voces críticas que los rechazaban, un ejemplo de la oposición fue el filósofo cordobés Lucio Anneo Séneca. El emperador Constantino a finales del siglo IV d.C trató de terminar con las luchas de gladiadores sin éxito ya que continuaron celebrándose hasta el siglo VI d.C, aunque en menor medida en parte por la decadencia del propio Imperio. Los juegos gladiatorios durante la historia contemporánea, han sido identificados con el plato fuerte de la cultura imperial y hemos ido forjando mitos y perpetuado algunos errores.

Casco Murmillo. Murmillo's helmet. s.II d.C Melbourne Museum
Una de las ideas erróneas más aceptadas es pensar que las luchas acababan siempre con la muerte de uno de los gladiadores. Sin embargo se ha concluido que sólo el 10% de los enfrentamientos se saldaban con la muerte y en ocasiones debido a complicaciones en las lesiones recibidas en el combate. El índice de longevidad respecto al resto de la población era también más alto entre los gladiadores supervivientes, superando los 30 años mientras la media en el 60% de la población común estaba en los 20.
Hay que tener en cuenta el alto coste que los gladiadores tenían para su propietario, el lanista. Pensemos que la mayoría de estos "profesionales de la lucha" eran instruidos durante largo tiempo antes de enfrentarse en un combate, por lo tanto nada se dejaba a la improvisación. La instrucción se desarrollaba en los ludus, escuelas donde especialistas en distintos tipos de luchas entrenaban a los futuros gladiadores. Tal vez los más conocidos sean los Tracios, que portaban la sica o espada curva, los Reciarios que luchaban con red y tridente, Murmillos que llevaba la gladius o espada corta, Hoplomachus y su enorme escudo o los que combatían en carro, Essedarius. Hay cantidad de bibliografía sobre los tipos de gladiadores, su indumentaria, armamento y las técnicas de lucha.

Relieve de gladiador con "sica"
Los combates no siempre eran "a muerte" y ocurría como en los duelos a espada siglos después donde en ocasiones eran a "primera sangre". Sea como fuere, cuando un gladiador caía rendido levantaba el brazo pidiendo clemencia y esperaba el juicio del editor que generalmente premiaba con la vida. Otro error extendido se da justamente en la señal que se hacía en este momento al creer que levantar el pulgar significaba la vida y girar el pulgar hacia abajo la muerte.
En realidad, esto es una mala interpretación de la traducción del latín pollice verso y quedó tempranamente plasmada en la pintura y posteriormente en la totalidad de las películas del género péplum.

Durante el Imperio, la señal que indicaba la gracia era justamente el pulgar hacia abajo o enfundado dentro del puño de la mano contraria, simulando la espada a tierra o espada envainada, mientras que el pulgar hacia arriba, descubierto y acompañado con un movimiento de muñeca significaba el sacrificio. Pero aún más, aunque la decisión final la daba el editor, existía la figura del "árbitro" en los lances gladiatorios, el summa rudis. Éstos eran gladiadores expertos ya libres a los que se les había otorgado la rudis, la espada de madera que indicaba que el luchador era licenciado de su actividad.
"Pollice Verso", J.L. Gérome, 1872.

Los gladiadores se empleaban en combates que raramente superaban los 4 ó 6 al año, mientras que los que ya gozaban de fama reducían sus apariciones a 2 ó 3 anuales. Tras cada combate gozaban de los cuidados médicos más exquisitos a tenor de los estudios forenses realizados sobre los restos de estos luchadores. Y tenía todo el sentido ya que un lanista invertía mucho dinero y tiempo en la instrucción de un gladiador. Las investigaciones además sí que han confirmado la imagen que tenemos del tipo de alimentación que tenían estos luchadores. Prácticamente no comían carne pero si legumbres, cereales y vegetales en grandes cantidades, lo que favorecía su corpulencia a un coste poco elevado.

GLADIADORES Y GLADIATRICES: SU RECONOCIMIENTO SOCIAL

Siempre pensamos que los gladiadores eran esclavos obligados a luchar hasta la muerte que vivían en condiciones paupérrimas y sólo unos pocos lograban la licencia a la libertad. Esto, ya hemos visto, es así sólo en parte.
Estela funeraria de Diodoro, s. III d.C. Museo Bruselas
Cierto es que un gran número eran esclavos, pero sus condiciones de vida estaban bastante cuidadadas dentro de las circunstancias, no tanto por razones humanitarias sino meramente económicas. Hemos indicado que vivían y se instruían en los ludus, donde contaban con atentos cuidados, gozaban de cierta libertad incluso para contraer matrimonio oficial y desde luego del reconocimiento popular. Eran considerados verdaderas estrellas y como tales eran pagadas. Todos conocemos los graffitis pompeyanos donde las mujeres dejan abiertamente claro los deseos que despertaban. La mayoría de estos ludus eran estatales, controlados por los emperadores y magistrados, como medio de evitar posibles revueltas de los luchadores y contaban con un presupuesto elevado para infraestructuras y servicios. Por tanto no era de extrañar que esto pudiera llevar a ciudadanos libres a enrolarse en estas escuelas y hacer carrera como gladiadores. La fascinación por estos personajes llevó incluso a algunos emperadores como Cómodo (Lucius Aurelius Commodus, s. II d.C) a protagonizar no pocos combates como gladiador, de los que siempre salía victorioso, no sabemos sin con alguna "ayuda".

Gladiatrix con sica, ca. s.I d.C (Munich)
La evolución de los juegos gladiatorios, y aunque se habla poco de ellas,  llevó a incluir a gladiatrices en el espectáculo, mujeres que como sus compañeros masculinos, gozaban de fama y reconocimiento, pero escasa reputación. Sus orígenes tenían más que ver con un papel abiertamente erótico, de hecho existen lucernas con escenas explícitamente sexuales donde la mujer va vestida como gladiatrix. No obstante, este papel de mera interpretación fue evolucionando y se incluyeron las luchas reales de gladiatrices como parte del espectáculo en el siglo I d.C. Los textos de la época indican además que muchas eran mujeres libres y que sus combates se realizaban por la noche, momento reservado para los espectáculos de mayor interés.

En Londinus, la actual Londres, se descubre en 1996 un cementerio extramuros de la ciudad romana en el que una tumba contrasta de las demás por su rico ajuar funerario, que incluye lucernas con temática gladiatoria, quemadores y conos de incienso. El incienso era  un elemento presente en los circos romanos para evitar olores y como parte de los ritos funerarios. Los arqueólogos relacionaron la tumba con la de un gladiador pero los huesos correspondían a una mujer, una gladiatrix. El hecho de estar enterrada fuera de la ciudad apoya la idea. Los gladiadores llegaban a amasar grandes fortunas, lo que concordaría con la riqueza del enterramiento, y  como hemos dicho alcanzaban la fama pero no contaban con el reconocimiento social por tanto, nunca eran enterrados con el resto de ciudadanos. De ahí el escándalo social que suponía que emperadores como Nerón obligara a luchar a sus amantes y alguna esposa de magistrados o que Cómodo se lanzara como gladiador a la arena en cientos de ocasiones.

Gladiatrices de Halicarnaso, ca. s.II d.C (British Museum)
Es interesante el estudio que la doctora Kathleen Coleman hace sobre el relieve de Halicarnaso que representa a dos gladiadoras. El hecho de estar representadas en un relieve, que formó parte de uno mayor, indica según Coleman la relevancia del momento y de sus protagonistas, pues este tipo de relieves estaban pensados para perdurar en el tiempo y por tanto recordar algún hecho destacado. La indumentaria de las protagonistas nos permite, sin género de dudas, diferenciar a estas mujeres luchadoras con otras deportistas. Al contrario que éstas, las gladiadoras iban con el pecho descubierto y tal como se observa portaban las mismas armas, cascos y escudos que sus compañeros. Estas gladiadoras en concreto, gozaron de admiración y fama, ya que fueron inmortalizadas con sus nombres profesionales, en el momento de declarar en "tablas" el combate. Esta cirucunstancia la justifica también Coleman, ya que ambas tienen los cascos en el suelo (esquinas inferiores izquierda y derecha del relieve) y un gladiador se descubría sólo una vez había vencido.
 No obstante a pesar de las fuentes escritas y arqueológicas sobre la presencia de las gladiadoras en la historia del Imperio Romano, su papel se ha mantenido en un modesto segundo plano.

La bibliografía, documentales y referencias que existen sobre los gladiadores y los espectáculos que tenían lugar en los anfiteatros en cualquier rincón del imperio, es sobrecogedoramente amplia, lo que sin duda responde a la admiración que despierta el tema. A penas he apuntado un esbozo de lo que representó todo un mundo, para el que se desarrollaron infraestructuras portentosas, se invirtieron fortunas incalculables y que marcó para siempre el carácter de un imperio.

ENLACES Y MATERIAL GRÁFICO:

Lápida funeraria de un Gladiador Murmillo. Segunda mitad del siglo I d.C. Museo Arqueológico de Córdoba. "Actius, Murmillo, vencedor seis veces. Murió a los 21 años. Está aquí enterrado, Séate la Tierra leve. Su mujer, a su propia costa, hizo este monumento a su esposo. Lo que cualquiera de vosotros desease para mi ya muerto, eso hagan los dioses con él, vivo o muerto".











Mosaico ca. 400 a.C. Museo Arqueológico de Madrid. Luchas los gladiadores Kalendio y Astyanax en presencia de los árbitros. La batalla terminó con la victoria de Astyanax sobre Kalendio, que según el símbolo sobre él, indica que murió.











Graffiti que representa el combate de Severus, gladiador del tipo Secutor y Albanus, del tipo Reciario. Ca. s. I d.C













Escena de venatio. Ca. s.I d.C. Museo Nacional de Roma
 
 Documental sobre el anfiteatro de Flavio, El Coliseo de Roma.
Documentary of Flavio's amphitheater, Coliseum of Rome.

Enlace sobre los tipos de gladiadores y sus indumentarias. Link of gladiators and their costumes.

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